EDUCACIÓN: AVANCES CON DESIGUALDAD
Mientras que, en 1950, 42.6% de los mexicanos no sabían leer ni escribir, hoy en día únicamente 5.5% está en esta situación.
Fuente: INEE, cálculos con base en el Censo de Población y Vivienda 1970, 1980 y en la Encuesta Intercensal 2015, INEGI.
Durante las últimas décadas, México ha mostrado grandes avances en el sector educativo, los cuales han repercutido en una reducción drástica del analfabetismo. Específicamente, el acceso y asistencia a la educación han mejorado considerablemente: el día de hoy casi todos los niños, niñas y jóvenes (más del 93%) asisten a primaria y secundaria, y el nivel educativo promedio en la población mayor a 15 años aumentó de segundo de primaria en 1960, a secundaria terminada en 2015. Aunque existe un avance en todos los niveles, la asistencia a nivel preescolar y bachillerato sigue siendo un reto. Esto se explica —en parte— porque se ha subestimado el impacto de la educación preescolar en el desarrollo de las niñas y niños, y en el caso de la asistencia a bachillerato, por el abandono escolar a causa de cubrir otras necesidades.
La desigualdad continúa
A pesar del progreso, aún existen grupos de población con bajo acceso y asistencia escolar, por lo que es importante poner atención a estas desigualdades. Por ejemplo, los grupos vulnerables tienen una tasa de analfabetismo mucho mayor que el resto de la población. En 2015, casi 20% de la población en alto grado de marginación era analfabeta; en las localidades con menos de 2,500 habitantes, casi 13% de los habitantes sufría esta condición; y en los hogares donde el jefe de familia no tenía escolaridad alguna, cerca del 30% no sabía leer ni escribir.
En algunos casos las diferencias educativas se han ido cerrando. Específicamente, la brecha por sexo que excluía a las mujeres del derecho a la educación ha ido disminuyendo: en 1970 un hombre tenía en promedio 20% más escolaridad que una mujer, el día de hoy este porcentaje es de alrededor de 3%. Sin embargo, aún falta mucho por hacer.
Educación de mala calidad
Si bien año con año un mayor número de niños, niñas y jóvenes ingresa a la escuela, permanece en ella y finaliza sus estudios a tiempo, la calidad de la educación que reciben sigue siendo insuficiente para enfrentar las demandas actuales: más de la mitad de las y los alumnos mexicanos de 15 años obtiene resultados que están por debajo del nivel básico en Matemáticas, Lenguaje y Ciencias.
Similar a lo que sucede en el acceso a la educación, la calidad de educación recibida por los grupos vulnerables es muy diferente a aquella que recibe el resto de la población. Por ejemplo, los niños y niñas que terminan primaria en localidades de baja marginación tienen conocimientos adicionales -que equivalen a más de dos años de estudio- sobre los niños y niñas que viven en localidades con muy alta marginación. Estas diferencias se observan en menor medida por ingreso, población indígena, población rural, escolaridad de los padres y ubicación geográfica, condicionando las oportunidades y el futuro de los niños y niñas mexicanos.
La desigualdad tanto en acceso como en calidad de la educación nos debe preocupar pues la educación debería de ser una herramienta para combatir la desigualdad, no para profundizarla aún más. Como ciudadanía, es indispensable que seamos corresponsables promoviendo la asistencia escolar temprana en niños y niñas; evitando, en la medida de lo posible, la deserción escolar en jóvenes y participando activamente en nuestras comunidades, informándonos, monitoreando el estado de la educación en los planteles locales y proponiendo y presionando a las autoridades para que se tomen las medidas adecuadas para mejorarla.
Códice.
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