¿CÓMO NOS AFECTA LA VIOLENCIA?

Si nos fijamos con detenimiento, podemos ver que la violencia afecta muchos aspectos de la vida en México, pero ¿sabemos a qué se debe que exista tanta violencia? Múltiples factores son parte de la respuesta, incluyendo aquellos sociales, culturales, económicos y políticos. Desafortunadamente, casos de violencia en nuestro país abundan, como el machismo, la violencia familiar y el combate al tráfico de drogas, entre otros muchos más.1
La violencia es un fenómeno complejo y no puede simplificarse como muchos creerían en uno o dos elementos, como la pobreza o la corrupción. Algunos análisis indican que incluso la corrupción podría tener poco que ver con los delitos más frecuentes, como robos y lesiones, y la pobreza podría ser más bien consecuencia y no efecto de la violencia.2
Por otra parte, la violencia toma varias formas y tiene múltiples consecuencias. Sin embargo, en este artículo destacaremos tres tipos, poniendo de relieve el número de víctimas y las afecciones a la salud mental que generan. Porque aunque hemos normalizado que México sea un país peligroso, resulta inevitable que la inseguridad tenga repercusiones en nuestra salud mental. Además, la violencia refleja las características de nuestras relaciones sociales, lo que indica que existe un campo de acción para disminuir sus niveles y alcanzar mayor bienestar mental. Y todo apunta a que debemos comenzar en el hogar.
Violencia en el hogar
El hogar no es un lugar seguro para todes. Muchas personas son víctimas de maltratos físicos, emocionales, económicos y sexuales en sus hogares. En México, entre enero y agosto de 2022, se registraron más de doscientos mil delitos contra la familia.3 Si consideramos que el 90% de los delitos que ocurren no se denuncian, podemos inferir que existen muchas más víctimas de las que se registran.
La violencia doméstica no excluye por raza, edad, clase social ni género. Aunque las mujeres son las más afectadas (86% de las víctimas son mujeres), el maltrato alcanza a las y los hijos, y a otros familiares.4 De hecho, una de cada tres víctimas de violencia en el hogar son niñas, niños y adolescentes. Según la UNICEF en más de la mitad de los hogares de América Latina las y los menores están expuestos a riesgos de abuso.5
La violencia también toma forma de negligencia y abandono, ocasionando que muchos niños y niñas se vean obligados a dejar el hogar y ocupar las calles exponiéndose a más abusos y explotación, como lo mencionamos en un artículo pasado.6 En suma, atender a la violencia en el hogar es fundamental, pues puede generar ciclos de dolor difíciles de romper. Por ejemplo, se ha demostrado que las personas que provienen de hogares violentos son más proclives a formar también familias violentas.7
Las víctimas de la violencia en el hogar ven afectada su autoestima, su desarrollo intelectual y su capacidad para relacionarse con los demás, además de ser proclives a desarrollar agresividad y depresión. En su expresión más grave, pueden llegar a perder la vida. Para evitar la violencia en el hogar, uno de los primeros pasos es promover la igualdad en la familia.8 Pero como observaremos a continuación, el machismo, las masculinidades nocivas y los rezagos patriarcales de la sociedad mexicana siguen presentes y dañan a las víctimas (principalmente mujeres) dentro y fuera del hogar.
Violencia contra las mujeres
México es un país peligroso para ser mujer. La violencia contra las mujeres ha incrementado en los últimos años. Tan solo entre enero y agosto de 2022, se reportó que más de 80 mil mujeres fueron víctimas de delitos, entre los que destacan por su alarmante frecuencia la violencia familiar, la de pareja, las violaciones y los feminicidios.9
A las mujeres las violentan principalmente los que más cercanos están: sus familiares y parejas. Los delitos que sufren son difíciles de denunciar debido a las implicaciones psicológicas y sociales que conlleva, por lo que en su mayoría se quedan impunes. Aún así, durante 2020, más de 197 mil mujeres pidieron auxilio en el sistema de emergencias 911, aunque la mayoría de las víctimas no denuncian ni reciben ayuda.10
Las mujeres se sienten inseguras, más que los hombres, y ¿cómo no sentirse así? Alrededor de 11 mujeres son asesinadas cada día y el 86% del país está bajo alerta por violencia feminicida.11 A esto hay que sumar el hostigamiento sexual y machismo que sufren en el espacio público, en las aulas y los lugares de trabajo. Por si no fuera suficiente, la violencia se expresa también en la falta de salarios equitativos, en la sobrecarga de cuidados del hogar y en la falta de oportunidades para desarrollarse.
Incluso la lucha contra el narco ha ocasionado el incremento de muertes violentas de mujeres (con armas de fuego y en la vía pública) y la aceleración de la violencia feminicida, evidenciado en el análisis de los municipios más afectados por el narcotráfico.12 Ante este escenario, no debe extrañar que las mujeres mexicanas vivan en estado de alerta, preocupadas o incluso con miedo. Si bien siguen realizando sus tareas diarias, su salud mental se ve afectada y la violencia limita la vida de las mexicanas.
Violencia por crimen organizado
Existen localidades enteras que han sido cooptadas por el narcotráfico, municipios en los que la libertad de cada ciudadana y ciudadano ha quedado en manos de grupos criminales y donde la violencia es el pan de cada día. La guerra contra el narcotráfico, iniciada en 2006, ha dejado un saldo de 350 mil personas asesinadas y 77 mil desaparecidas.13 La violencia relacionada con el crimen organizado ha tomado formas brutales y siniestras que llegan a alterar la salud mental de millones de mexicanas y mexicanos.
El 80% de los homicidios en México podrían estar vinculados con el narcotráfico.14 Es por ello que a la par del aumento de su violencia se ha incrementado también la tasa de homicidios – 29 por cada 100 mil personas, la más alta de los últimos años.15 También es frecuente escuchar sobre otras expresiones del crimen organizado: narcobloqueos, narcomensajes, cobros por “derecho de piso”, descubrimientos de fosas clandestinas, secuestros, tortura, casos de extorsión y fraude, y trata de personas, generando terror en la sociedad.
Las víctimas directas del crimen organizado, que siguen con vida, enfrentan estragos de salud mental como trastornos depresivos mayores, estrés postraumático y ansiedad. En general, ante la presencia del narcotráfico, incrementa el miedo y el sentido de inseguridad en la población, por lo que las personas cambian sus hábitos y uso del espacio público para salvaguardarse. Pero esto no se queda solo en la percepción, es decir, hay investigaciones que sustentan que el miedo al crimen y la posibilidad de convertirse en víctimas del narco incrementan los síntomas depresivos. Cada enfrentamiento contra el crimen organizado causa reducciones en la salud mental, algo que ni la presencia de los cuerpos de seguridad puede atenuar.16
Queda claro que el crimen organizado está dañando la salud mental de toda la población, pero este ha sido uno de los problemas más ignorados. Poco se hace por atender a las comunidades afectadas, lo que ha orillado a algunas de ellas a absorber la identidad del narcotráfico. Es decir, se ha formado una subcultura que idealiza el narcotráfico, que inspira a jóvenes a ser parte de estos grupos criminales y que los puede llevar, en algunos casos, a replicar la violencia: la narcocultura.17
Violencia y salud mental
Ya hemos mencionado algunas de las consecuencias para la salud mental que ocasionan la violencia en el hogar, contra las mujeres y del crimen organizado. Sin embargo, podemos señalar con más detalle algunos otros efectos.
Según la Organización Mundial de la Salud, la violencia contra las mujeres puede ocasionar depresión, transtornos alimenticios y del sueño, estrés, ansiedad, autoagresión, suicidio y baja autestima.18 En el caso de la violencia interpersonal y colectiva (como la violencia familiar y por narcotráfico) pueden desencadenar abuso de sustancias, comportamientos antisociales, traumas y conductas suicidas.19
Si bien no todas las personas reaccionan de la misma manera a la violencia, las y los mexicanos vivimos con estrés y angustia. Esto es resultado de tantos años en los que la violencia no parece ceder y continúa y se agudiza el terror de las múltiples formas de violencia que nos aquejan. Las seƒcuelas de lo que vemos y experimentamos se quedan como cicatrices en nuestra salud mental y en la memoria colectiva. Y tal vez como mecanismo de defensa nuestros cerebros se han disociado, han normalizado o se han acostumbrado a la violencia, aunque ello no sea óptimo.20 La vida no debería estar marcada por la constante violencia.
CONCLUSIONES
México pasa por una etapa sumamente violenta. Pero no siempre fue así y podemos regresar a la paz. Desde 1930 hubo un marcado descenso en la tasa de violencia en el país, comenzando a repuntar ligeramente hasta 1980.21 Más aún, fue con la llamada “guerra contra el narcotráfico'' que los niveles de homicidios se dispararon hasta alcanzar las intolerables cifras que vivimos hoy en día.22
De los muchos tipos de violencia que existen, la vivida en los hogares, contra las mujeres y producto del crimen organizado son especialmente sensibles. Las primeras porque las experiencias vividas influyen decisivamente en el desarrollo futuro de las personas; las segundas porque resulta una sinrazón que más de la mitad de la población sea víctima de la violencia simplemente por su género; y la última debido a que una parte considerable de los homicidios provienen del tráfico de estupefacientes.
Todo lo anterior tiene inevitablemente repercusiones en la salud mental de los millones de individuos que están expuestos a la violencia. Sin embargo, las afectaciones no son solo personales, sino también colectivas, ya que incide en mayor violencia, menor productividad económica, la resignación de los recursos públicos y la calidad de vida del país. Por ello, en Códice decidimos escribir sobre el tema, con el fin de promover su importancia, crear mayor conciencia social y comenzar a cambiar la realidad en la que vivimos millones de mexicanas y mexicanos, porque pequeñas acciones individuales si pueden hacer un cambio a largo plazo en la calidad de vida de todes.¡Dejemos de normalizar la violencia y seamos el cambio!
[1] OMS, Informe mundial sobre la violencia y la salud
[2] Roel, Santiago (2015) ¿Cuáles son las causas de la violencia en México?, Forbes México
Velazquez, César (2021) Crimen y pobreza. Animal Político
[3] SESNSP (2022) Incidencia delictiva del fuero común 2022
Este tipo de delitos sólo se encuentran por debajo, en términos de frecuencia, de delitos patrimoniales (robos, daños, fraudes etc.) y de otros bienes jurídicos (narcomenudeo, amenazas, falsificación etc.).
[4] ONU. ¿Qué es el maltrato en el hogar?
[5] Guerrero, Salvador (2022) ¿No hay lugar como el hogar?
[6] CODICE (2022) Los derechos ignorados de la niñez en situación de calle
[7] CODICE (2021) La violencia contra las mujeres en el hogar
[8] CNDH (2018) ¿Qué es la violencia familiar y cómo contrarrestarla?
[9] SESNSP (2022) Información sobre violencia contra las mujeres. Corte al 31 agosto 2022.
[10] Expansión política (2020) Las llamadas de auxilio de mujeres al 911 se duplicaron en tres años
[11] Expansión política (2022) 20 datos sobre la violencia contra las mujeres en México
[12] García, Karen (2021) La guerra contra el narco aceleró la violencia contra las mujeres. El Economista.
[13]Pardo, Jose Luis y Arredondo, íñigo (2021) Una guerra inventada y 350,000 muertos en México. The Washington Post
[14] DW (2021) La mayoría de los homicidios en México tiene que ver con el narcotráfico
[15] INEGI (2021) Datos preliminares sobre homicidios en 2020
[16] Flores, Iván y Autesta, Laura (2018) La “guerra contra las drogas” y la salud mental: los efectos sobre la población general. CIDE
[17] El Colegio de la Frontera Norte (2018) El alcance de la narcocultura en México
[18] OMS (2013) Comprender y abordar la violencia contra las mujeres
[19] OMS (2002) Informe mundial sobre la violencia y la salud
[20] Gonzalez, Marcos (2022) Violencia en México: Cuando vives durante años en una violencia constante… BBC News Mundo
[21] Lajous, Alejandro y Piccato, Pablo (2018) Tendencias históricas del crimen en México. Nexos
[22] Sanchez, Felipe y Osorio, Daniela (2022) Violencia sin tregua: las cifras del INEGI sobre homicidios durante 2020 Nexos
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